Un meteorito es un cuerpo celeste relativamente pequeño, (diámetro inferior a 50 m) perteneciente al Sistema Solar, que logra sobrevivir su paso por la atmósfera terrestre y alcanza la superficie, produciendo un astroblema.
En el espacio, estos cuerpos reciben el nombre de meteoroides ("pequeños" asteroides, aproximadamente del tamaño de un canto rodado o de menor tamaño, que generalmente son el resultado de la colisión de dos o más asteroides). Al entrar en contacto con la atmósfera, la fricción con el aire causa que el cuerpo se caliente, y entonces entra en ignición emitiendo luz y formando un meteoro, bola de fuego o estrella fugaz.
Generalmente, un meteorito en la superficie de cualquier cuerpo celeste es un objeto que ha venido desde otra parte del espacio. Los meteoritos también se han encontrado en la Luna y Marte.
Los meteoritos que se logran recuperar después de ser observados durante su tránsito en la atmósfera son llamados caídas. El resto de los meteoritos se conocen como hallazgos. A la fecha (mediados de 2006), existen aproximadamente 1050 caídas atestiguadas que produjeron especímenes en las diversas colecciones del mundo. En contraste, existen más de 31.000 hallazgos de meteoritos bien documentados [1] .
Los meteoritos se nombran siempre como el lugar en donde fueron encontrados [2] , generalmente una ciudad próxima o alguna característica geográfica. En los casos donde muchos meteoritos son encontrados en un mismo lugar, el nombre puede ser seguido por un número o una letra (ejemplo: Allan Hills 84001 o Dimmitt (b)).
Tradicionalmente los meteoritos se han dividido en tres amplias categorías:
los meteoritos pedregosos (rocas), integradas principalmente por los minerales de silicato;
los meteoritos metálicos (hierro), se componen en gran parte de hierro-níquel;
y, los meteoritos pedregosos con hierro, que contienen grandes cantidades de material metálico y rocoso.
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